En un nuevo estudio, los científicos de la Universidad de Okayama aislaron Células Madre cardíacas y evaluaron su uso potencial como terapia regenerativa en pacientes jóvenes con defectos cardíacos.

Confirmaron la seguridad y eficacia de su tratamiento propuesto en ensayos de fase temprana e incluso identificaron el mecanismo a través del cual las células madre mejoraron la función cardíaca. Con base en estos hallazgos preliminares, esperan proceder a ensayos clínicos más amplios y avanzar hacia la aprobación farmacéutica en el futuro.

La miocardiopatía dilatada (MCD) es una afección causada por el debilitamiento del músculo cardíaco, que afecta a los ventrículos (cámaras del corazón que empujan la sangre alrededor del cuerpo a medida que se contrae). Si se permite que progrese sin control, la DCM puede provocar insuficiencia cardíaca y la muerte, especialmente en los niños. La única cura, en la actualidad, es un trasplante de corazón, que viene con sus propios desafíos: largos tiempos de espera para conseguir un corazón donante adecuado, posibilidad de rechazo de órganos, largas hospitalizaciones y tiempos de recuperación, entre otros.

En las últimas décadas, las células madre se han convertido en la piedra angular de la medicina regenerativa, lo que permite a los profesionales médicos tratar los órganos dañados y revertir el curso de varias enfermedades que antes se consideraban irrevocables. Los científicos han recurrido a las «células derivadas de la cardiosfera» (CDC), un tipo de células madre cardíacas que se sabe que tienen efectos beneficiosos en adultos que padecen afecciones cardíacas específicas. Al desarrollarse («diferenciarse») en tejido cardíaco, los CDC pueden revertir el daño infligido por las enfermedades. Sin embargo, se sabe poco sobre su seguridad y beneficio terapéutico en los niños.

Para abordar este problema, el profesor Hidemasa Oh dirigió un equipo interdepartamental de científicos de la Universidad de Okayama, Japón, en el lanzamiento de los primeros pasos para evaluar esta terapia en niños que padecen DCM. En un estudio publicado en Science Translational Medicine, el equipo no solo mostró la efectividad de los CDC para reponer los tejidos dañados en DCM, sino que también reveló cómo sucede esto. El profesor Oh explica la motivación: «He estado trabajando en la terapia de regeneración cardíaca desde 2001. En este estudio, mi equipo y yo evaluamos la seguridad y eficacia del uso de CDC para tratar la MCD en niños».

El primer paso de cualquier ensayo al probar un nuevo fármaco o terapia es utilizar modelos animales que reaccionan de manera similar a los humanos, lo que nos muestra si el tratamiento es seguro y tiene el efecto deseado. Así, para empezar, los investigadores probaron este método en cerdos, induciendo síntomas cardíacos similares a la MCD y tratándolos con diferentes dosis de CDC o un placebo. En los que recibieron el tratamiento con células madre, los científicos notaron mejoras rápidas en la función cardíaca. El músculo cardíaco se engrosó, lo que permitió que se bombeara más sangre por el cuerpo. Esto revirtió efectivamente el daño inducido en los corazones de los cerdos, un resultado alentador que los llevó a progresar a pequeños ensayos controlados en humanos.

Su ensayo de fase 1 involucró a cinco pacientes jóvenes que padecían DCM. Los científicos ahora tenían una mejor idea de la dosis adecuada de CDC para dar a sus pacientes jóvenes, gracias a los ensayos preclínicos en animales. Un año después de la inyección, los pacientes no mostraron signos de efectos secundarios graves por el tratamiento, pero lo más importante, hubo signos alentadores de una mejor función cardíaca. Los autores son cautelosos: con base en el pequeño tamaño de la población de su estudio, no pueden establecer una conclusión sólida. Sin embargo, están satisfechos de que el tratamiento de los CDC parezca lo suficientemente seguro y eficaz para avanzar a un ensayo clínico más amplio. Como explica el profesor Oh, «Tenemos la intención de trasladar estos resultados a un ensayo aleatorizado de fase 2 para obtener la aprobación farmacéutica de esta terapia en Japón».

Otro hallazgo importante fue el mecanismo a través del cual los CDC realmente conducen a una mejor función cardíaca. De hecho, sus análisis revelaron que las células trasplantadas secretan pequeñas vesículas llamadas «exosomas», que están enriquecidas con proteínas llamadas «microARN» que inician toda una cascada de interacciones moleculares. Estos exosomas enriquecidos con microARN tienen dos efectos. Primero, bloquea las células que provocan daños para que no causen más daño al tejido cardíaco. En segundo lugar, induce la diferenciación de las células madre en células cardíacas completamente funcionales («cardiomiocitos»), iniciando el proceso de regeneración. Esto genera la esperanza de que inyectar estos exosomas por sí solos podría ser suficiente para revertir este tipo de daño cardíaco en los pacientes, evitando la necesidad de CDC en primer lugar.

Mirando hacia atrás en su investigación, los científicos tienen la esperanza de que un ensayo de fase 2 confirme sus sospechas y lo que esto podría significar para los pacientes futuros. Los posibles pacientes trasplantados a veces esperan años para que haya un corazón de donante disponible. Este tipo de terapia podría permitirles llevar una vida relativamente normal e incluso prevenir la necesidad de un trasplante por completo para los pacientes que aún no han llegado a una etapa tan crítica.

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