LAS TUNAS.—A seis semanas de su despegue, con el rigor científico que distingue a los ensayos clínicos en la medicina cubana, el implante de células madre como terapia frente a enfermedades degenerativas de la retina sigue develando el promisorio horizonte que ese procedimiento puede tener en el país, a favor de la salud y calidad de vida en personas ciegas y débiles visuales.
Realizado por vez primera en el centro oftalmológico del Hospital Doctor Ernesto Guevara, de esta ciudad, el implante se ha sustentado en la búsqueda y procesamiento de información especializada, proyección del trabajo, creación de condiciones y ejecución a pie de salón, por parte de un equipo multidisciplinario que ha integrado sólida y cohesionadamente el conocimiento y la maestría de cinco oftalmólogos, dos hematólogos y técnicos de ambas especialidades, encabezados por la doctora en Ciencias Rosa María Pérez Guerrero y el doctor Rogelio Pérez Rivero.
Sobre la base de una cuidadosa labor de laboratorio, los especialistas han utilizado plasma de los primeros cuatro pacientes atendidos, a fin de obtener células madre, decisivas para restaurar áreas dañadas, tras implante por medio de inyecciones intravítreas, subtenonianas, retrobulbares y endovenosas.
Cuba se inserta así en el quehacer científico internacional que pretende extender y afianzar aún más el benigno empleo de las células madre en oftalmología, concretamente frente a enfermedades degenerativas de la retina.
Según explica la Doctora en Ciencias Rosa María Pérez, una de las pacientes implantadas, mejoró notablemente su agudeza visual, al ascender dos líneas de la cartilla de Snellen; un segundo caso avanzó una línea, mientras el cuarto de los implantados muestra favorable cambio en el campo visual.
El estudio tiene en cuenta la incidencia de la retinosis pigmentaria y la degeneración macular relacionada con la edad (DMRE): causas que más conducen a la ceguera y a la debilidad visual en Las Tunas, según estudios del antiguo Centro de Retinosis Pigmentaria, integrado ahora al centro de oftalmología del hospital Guevara.
Para iniciar esta experiencia ha sido determinante el uso del Filgrastim o Leukocim: medicamento producido en Cuba, entre cuyas propiedades se encuentra estimular la multiplicación y paso de células madre, de la médula ósea al torrente sanguíneo periférico y permite su obtención para posterior implante a favor del propio donante.
En declaraciones para la corresponsalía de la Agencia de Información Nacional en Las Tunas, el doctor Porfirio Hernández Ramírez, coordinador nacional del Programa de Medicina Regenerativa, ponderó el valor médico y humano del ensayo clínico, primero con esas características del que se tiene referencia aquí.
Aun cuando el estudio está en fase inicial, especialistas de otras instituciones del país, e incluso del exterior, muestran interés por conocer detalles, asimilar conocimientos y llevarlos gradualmente a la práctica.
Este ensayo clínico es un peldaño más en el reconocimiento a la semilla que dejó el eminente oftalmólogo y científico Orfilio Peláez, cuya contribución al estudio y tratamiento quirúrgico de la retinosis pigmentaria marcó pauta a escala de la ciencia médica mundial.