Científicos mexicanos han desarrollado una técnica que permite dar nueva esperanza a personas con enfermedad cardiaca terminal; el procedimiento, único en el mundo, se basa en el uso de células madre, las cuales provienen del mismo paciente y regeneran tejidos dañados.
Si hay una rama de la Ciencia que se caracteriza por su acelerado desarrollo tecnológico y la invención de procedimientos de vanguardia, sin duda es la Medicina; ello quizá se deba a que esta área del conocimiento humano persigue uno de los fines más nobles que pueden existir: el de proporcionar mejor calidad de vida y alargar la existencia, sin sufrimiento, de quienes sufre padecimiento incurable.
Nada mejor para ilustrar lo dicho que el esfuerzo que realiza un grupo interdisciplinario de especialistas del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y localizado en la capital de la República, que desde hace cuatro años puso en marcha un programa que se basa en el implante de células madre (aquellas capaces de regenerar uno o más tipos celulares diferenciadas) al corazón de personas que sufren insuficiencia cardiaca (cuando el corazón no desarrolla bien su trabajo) en etapa terminal.
La alternativa, probada a nivel internacional, se realiza gracias a una innovadora técnica patentada por el Dr. Rubén Argüero Sánchez, director de la Unidad Médica de Alta Especialidad del Hospital de Cardiología del citado nosocomio; el Dr. Martín Horacio Garrido Garduño, quien forma parte del grupo de investigadores citado, detalló el programa en que trabajan y la posibilidad de que esta técnica se utilice en otro tipo de enfermedades.
No sólo en cordón umbilical
Antes de entrar de lleno en el tema es pertinente recordar que existen dos tipos de células madre: las llamadas totipotenciales, que son capaces de generar cualquier tipo de las células que conforman los órganos del cuerpo, y las pluripotenciales, que tienen algunas restricciones para formar tejidos.
El Dr. Garrido Garduño, quien también es jefe de la Clínica de Insuficiencia Cardiaca del Hospital de Cardiología del CMN Siglo XXI, explica que los primeros estudios que se hicieron en México con células provenientes de la médula ósea aplicadas al corazón fue entre 2002 y 2003, aunque ya existían antecedentes de algo parecido en los primeros años de la década de 1990, cuando se intentó el trasplante de células musculares a ciertos tejidos.
El primer caso clínico que se produjo fue en julio de 2004 y los resultados, rememora el especialista egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fueron muy satisfactorios porque se trataba de una mujer que tenía una enfermedad arterial muy severa, desahuciada y que cumplía con los requisitos que marcaba el protocolo médico, es decir, se le habían practicado múltiples intervenciones y todo tipo de tratamientos convencionales, pese a lo cual seguía sufriendo isquemia, es decir, sufrimiento celular causado por la disminución transitoria o permanente del riego sanguíneo.
Lo que se hizo con la paciente, y que se ha aplicado a partir de entonces con muchas más personas que padecen problemas arteriales coronarios, es implantar células madre obtenidas del mismo enfermo.
Para ello se utiliza un medicamento que se llama factor estimulante de colonias de granulocitos, el cual incita a la médula ósea para que produzca más células madre y glóbulos blancos, elementos que posteriormente se incorporarán al torrente sanguíneo.
Muchos estudios que han demostrado que las células madre son habitantes normales de cualquier tejido del cuerpo, señala el entrevistado, por lo que las tenemos en ojos, riñones, corazón y muchos otros órganos, “pero están inhibidas, no están trabajando y no las hay en cantidad suficiente. Hay que decir que la fuente natural de las células madre en la circulación es la médula ósea (tejido que se encuentra en los grandes huesos, localizados en las extremidades) y ahora se conocen perfectamente aquellas sustancias que pueden inducir el aumento de su producción miles de veces más”.
De esta manera, añade, “evitamos punzar la médula ósea y el dolor para el paciente, al tiempo que abatimos los costos que conlleva el procedimiento convencional. El citado factor estimulante se inyecta vía subcutánea, como si fuera vacuna, en dosis pequeñas durante aproximadamente cinco días, tiempo durante el que vigilamos la producción de células madre para que, en cuanto haya la cantidad suficiente, se ‘cosechen’ mediante un barrido o filtrado”.
De ser necesario, dice el Dr. Garrido Garduño, “se podría someter al paciente a la misma intervención al cabo de tres meses sin ningún problema”.
La primera paciente atendida, rememora el también coordinador del Programa de Trasplante de Corazón del Hospital de cardiología del CMN Siglo XXI, presentó cambios notables en su salud cuando transcurrieron tres meses de la intervención. De hecho, el estudio de medicina nuclear (permite obtener imágenes de un órgano, además de observar su funcionamiento) que se le aplicó, demostró que su corazón tenía menor sufrimiento, lo que quiere decir que la circulación sanguínea había aumentado en forma relevante.
También se incrementó su capacidad para realizar ejercicio, pues antes de la operación la mujer no podía caminar más de 120 metros, mientras que 90 días después de que fue dada de alta podía andar cerca de 200. Los estudios realizados a los seis meses, dice el cardiólogo, mostraron que la circulación era prácticamente normal y clínicamente desaparecieron tanto el dolor como los demás síntomas.
Este caso es muy representativo, apunta el especialista, pues la paciente tuvo una sobrevida de cuatro años, tiempo durante el cual no presentó complicaciones cardiacas. Es interesante saber, revela el galeno, que la paciente falleció de un problema gástrico que le generó varios sangrados, y no por alguna complicación cardiaca.
Técnica mexicana
Cuando se practicaron los primeros implantes en pacientes con problemas arteriales en el corazón se utilizaba una técnica convencional conocida en el mundo entero, la cual consistía “en inyectar a este órgano como si se tratara de un pavo”, ilustra el Dr. Garrido Garduño. Sin embargo, el método fue modificado por el Dr. Rubén Agüero Sánchez (quien además fue el primer médico en realizar un trasplante de corazón en nuestro país) luego de realizar diversas investigaciones en bovinos para descubrir cuál era la técnica que permitiría un sembrado de células más homogéneo.
La técnica de siembra múltiple es una invención del Dr. Agüero Sánchez, y cuenta con la patente correspondiente y el aval de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), de la Secretaría de Salud.
El Dr. Garrido Garduño se muestra orgulloso de pertenecer al selecto grupo de especialistas mexicanos que han impulsado esta revolucionario avance científico, por lo que no pierde oportunidad para resaltar las ventajas del mismo en relación con los tratamientos convencionales. “Al ser el paciente su propio donante, no hay problemas éticos ni de costos, ni de estar en una lista de espera; tampoco se debe preocupar por la toma de medicamentos inmunosupresores (recurrentes en quienes reciben implantes) porque el organismo no rechazará las células que se le inyectan”.
En el IMSS se realizan “entre 1 y 4 trasplantes de corazón anualmente, y es evidente lo necesitan muchas personas más. Cuando empezó el proyecto teníamos más de 40 pacientes en lista de espera para un trasplante, y muchos de ellos fueron derivados al programa de implante celular; yo diría que más del 70%”.
Este procedimiento, aclara el destacado médico mexicano, “es para quienes tienen una enfermedad arterial coronaria,quienes ya tuvieron uno o varios infartos y siguen teniendo problemas de circulación, y no se les puede ofrecer algo más. No nos detiene el hecho de que el paciente tenga enfermedades asociadas, como hipertensión (presión arterial elevada), obesidad o diabetes (alto índice de azúcar en sangre); al contrario, diría que ésta es la regla de las personas que atendemos”.
Ahonda el facultativo: “Hablamos de que 80% de los pacientes que atendemos tienen diabetes, 70% sufren hipertensión y 40% de ellos cuentan con alto índice de colesterol en sangre; son personas que ya han sido sometidas a 1 o 2 cirugías de revascularización, o a una angioplastía (dilatación quirúrgica de un vaso sanguíneo mediante catéter), es decir, personas a las que ya se les ha sometido a todo tipo de tratamientos y siguen con problemas”.
En la actualidad, concluye el entrevistado, “se han implantado células madre a 90 pacientes y la gran mayoría han tenido resultados satisfactorios, lo que es altamente estimulante si se considera que estos individuos son considerados de alto riesgo y su mortalidad es de más de 50% en menos de un año”.