Implante de grasa y células madre: la alternativa para aumentar el busto

Especialistas sostienen que es un método más natural que los implantes de silicona al ser menos invasivo y se puede realizar también en glúteos. En Estados Unidos ya es tendencia: se han registrado más de mil casos exitosos.

No es un reemplazo a los implantes de silicona, pero sí es una opción más para quienes quieren aumentar el tamaño de sus mamas sin necesidad de recurrir a un procedimiento tan invasivo como lo sería una cirugía estética y, además, logrando resultados muy naturales y prácticamente permanentes. Se trata de la lipoinyección de células madre con grasa, una técnica bastante innovadora que se está convirtiendo en toda una tendencia en Estados Unidos.


El procedimiento es el siguiente: mediante una pequeña liposucción, se extrae grasa de zonas como el abdomen o muslos, la que luego se somete a una serie de procesos, como lavado y centrifugado, con lo cual se logra obtener tejido adiposo ultraconcentrado y también células madre. Posteriormente, mediante mesoterapia, éstas son reinyectadas en las mamas en combinación con la grasa extraída.

«El resultado es una mama preciosa, bien hecha, con la misma consistencia y movilidad que una mama normal (…) No quedan estigmas, no quedan puntos de entrada. La mama se puede levantar, girar hacia adentro, hacia afuera, se puede dar la forma que uno quiera», afirma Víctor Hugo Correa, director médico de la clínica chilena Vitaclinic, quien señala que en Estados Unidos ya se registran más de mil casos exitosos de aumento de busto realizados con esta técnica por el cirujano plástico Roger Khouri.

El especialista explica que aunque desde hace mucho tiempo se ha pensado en la grasa como una alternativa para agrandar el tamaño de las mamas, hasta hace pocos años estaba prohibido, ya que existía la premisa de que producía microcalcificaciones y distorsionaba los exámenes de mamografías para la pesquisa del cáncer.

«Sin embargo, esto se derribó porque se hizo un estudio de larga duración que demostró que no generaba microcalcificaciones si estaba bien puesta, que no alteraba las mamografías y no enmascaraba un cáncer, y que colocada con células madre, la durabilidad era de un 90% permanente», sostiene el doctor Correa.

A juicio del especialista, el implante de grasa y células madre en mamas y también en glúteos, está en concordancia con una filosofía más natural y que va en dirección a la autosanación, es decir, en la capacidad que tiene el propio cuerpo de repararse.

«Las células madre tienen alrededor de 32 mil proteínas especiales que ejercen una función específica en el cuerpo de reparación. Gran parte de ellas reparan el cuerpo de tal manera que cuando uno las coloca, estos factores de crecimiento son liberados en la zona que necesita reparación y ahí se quedan», dice.

Víctor Hugo Correa cuenta que por lo general se colocan 250 cc de grasa en cada mama y se calcula que al año un 30% de ese volumen se ha reabsorbido. Si esto ocurre y la paciente no queda satisfecha con el tamaño final de su busto, puede volver a realizarse el procedimiento sin problema.

Asimismo, el médico indica que se trata de una técnica especialmente indicada para mujeres jóvenes que aún no han tenido hijos; que quizás son deportistas por lo que no desean mamas demasiado grandes; y que tienen una contextura más bien mediterránea, es decir, con un poquito de caderas y muslos anchos.

«En esas pacientes, tú reconstituyes su busto y le das uno que sea armónico con su estructura corporal. Ése caso es el mejor paciente», asegura.

El especialista aclara que aunque el implante de grasa y células madre no sirve para solucionar la ptosis mamaria o caída del busto como consecuencia de la pérdida de elasticidad de las fibras, sí sería una ayuda si es que se realiza en combinación con un levantamiento quirúrgico de las mamas.

Correa también precisa que aunque se trata de un método más natural y menos invasivo, no es tan ambulatorio como se podría pensar, primero porque la liposucción en la que se extrae la grasa es un procedimiento delicado; segundo porque las inyecciones en las mamas las deja un poco contundidas, y tercero porque la paciente tiene que preparar su busto con un sistema que puede resultar un poco incómodo.

«Debe usar un expansor externo de la mama tres semanas antes, que es como una copa de plástico que ejerce una presión negativa, entonces infla la mama, ésta se expande y hace que se genere espacio para poder colocar la grasa», explica el médico.

Para hacerse una idea, la copa plástica se asemeja mucho a los sacaleche que utilizan las madres que amamantan, por lo que durante varios días la paciente debe hacer su vida cotidiana con un busto «artificial». Y también debe continuar utilizándola por una semana o 15 días después del procedimiento, ya que la presión negativa que ejerce «aumenta la irrigación de la mama, y eso hace que la grasa que fue implantada se nutra y así permanezca en el tiempo».

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